Capítulo 32

Después de estar alegre por un momento, Paula se maquilló ligeramente y bajó las escaleras para comportarse como una hija afectuosa. Al escuchar la noticia de la desaparición de Ángeles, Paula se llevó una mano a la boca, incrédula: —¿Mamá, estás diciendo que secuestraron a mi hermana? No puede ser, si apenas la trajeron de vuelta hace unos días, ¿cómo podría haberse hecho enemigos? Nancy pensaba lo mismo, pero lo urgente era encontrar a Ángeles cuanto antes. Paula sacó un pañuelo de papel para secar las lágrimas de Nancy y, vacilante, dijo: —Mamá, hay cosas que no sé si debería decir, si me equivoco, por favor no te enojes. —Dilo, hija, ¿cómo podría enojarme contigo? Paula mordió su labio y comenzó: —Mamá, ¿recuerdas a mis compañeras de bachillerato? Las gemelas, el año pasado las invité a nuestra casa. —Las recuerdo, ¿qué pasa con ellas? —preguntó Nancy con los ojos aún rojos, sin entender por qué Paula mencionaba esto de repente. Paula continuó: —En su familia siempre prefirieron a