Capítulo 50
Esta mujer, mientras él dormía, lo llamó "cerdo muerto", le pellizcó la cara, la nariz, le tocó la nuez de Adán y, encima, en sus sueños pretendía comprar Grupo Fernández, ¿para luego amenazarlo en el futuro?
¡Qué joven e ingenua! ¡No sabe lo que hace ni a quién se enfrenta!
Leticia abrió la puerta del dormitorio y tomó el plato que le entregaron. Agradeció cortésmente a la sirvienta, —Gracias, vayan a cenar ustedes también.
No cerró la puerta con las manos; fue la sirvienta quien la cerró al salir.
Dejó el plato en la mesa de centro.
Leticia observó los tres platos de vegetales y dos de carne, y frotándose las manos con entusiasmo, exclamó, —Por fin voy a consentir a mi estómago.
Justo cuando estaba a punto de comer, miró al hombre en la cama.
'¿Debería despertarlo o no?'
—Mejor no interrumpir su sueño... Aunque dejarlo pasar hambre también le servirá de lección.
Aunque dijo eso, terminó sirviendo la mitad de la comida en un tazón para ella misma y dejó la otra mitad para él.
Pedro en
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