Capítulo 37
Alberto solo quería ver a la Invencible.
Debido a que la Invencible no había llegado aún, Alberto lucía una expresión fría.
Rosa miró la hora y dijo con suposición: —Presidente Alberto, la Invencible debe estar ocupada con algo. No sé qué estará haciendo, pero se ha retirado por completo durante tres años.
El retiro de la Invencible durante tres años había sido el mayor misterio sin resolver en la industria; nadie sabía por qué había desaparecido tanto tiempo.
Raquel, que estaba cerca de la puerta, se quedó en silencio.
Presidente Alberto, míreme. Ya he venido según lo acordado. Usted mismo lo vio, Ana, Rosa y Elena son mis testigos.
El rostro de Alberto no mostró ninguna suavidad.
Rosa dijo: —Presidente Alberto, voy a hacerle un examen preliminar a Ana.
...
Veinte minutos después, Alberto y Rosa estaban afuera de la habitación. Rosa llevaba una camisa de seda blanca y una falda lápiz negra, elegante y profesional. Miró al hombre apuesto y distinguido frente a ella: —
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