Capítulo 25
Alberto bajó la mirada hacia la foto. Sus oscuros y fríos ojos se entrecerraron de repente.
Ese Ferrari le resultaba muy familiar.
Alberto miró a Ramón: —¿Esa mujer conducía este auto deportivo?
Ramón asintió: —Sí, y además logró dejarme atrás. Es una mujer muy interesante.
Si Alberto no recordaba mal, ese Ferrari era el que él mismo había regalado a Raquel.
Además de los grandes cheques, también le había dado algunos autos y casas. En aquel momento, Francisco le había informado que ella solo había elegido un Ferrari.
Le había parecido extraño. ¿Ella sabía conducir un auto deportivo?
Alberto sabía cómo conducía Ramón; de hecho, a veces corrían juntos. Pero Raquel era del campo. ¿Cómo había logrado dejar atrás a Ramón conduciendo ese auto?
En ese momento, Francisco se acercó: —Presidente Alberto.
Alberto se levantó: —Saldré un momento.
Dejó el lujoso reservado y se paró en un rincón sombrío, donde Francisco le informó en voz baja: —Presidente Alberto, la señora Raque
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