Capítulo 94
El hombre que hablaba tenía un aire de distinción, diferente al frío desdén de Pedro y la dominante presencia de Salvador. Este hombre exhibía un aire despreocupado y privilegiado que era difícil de manejar, pues fácilmente podría convertirse en alguien tonto como Yago.
Sin embargo, dominaba completamente la atmósfera.
Lorena se vio obligada a responder, aunque no sabía quién era, y solo pudo sonreír torpemente.
El hombre, de unos ciento ochenta y seis centímetros, se acercó rápidamente y se inclinó hacia ella.
—Lorena, ¿cómo es que te encuentras en este lugar caótico? ¿Acaso es por Yago otra vez?
Rubén había regresado a Costadorada esa misma noche, aún sin ajustarse al cambio horario, con una mano casualmente en el bolsillo, aparentando una total despreocupación.
Lorena retrocedió dos pasos: —¿Quién es usted?
Al elevar una ceja, la sonrisa en los ojos de Rubén se enfrió: —¿Qué juego estás jugando ahora?
Antes de que pudiera continuar, Pedro intervino.
—Rubén.
Fue entonces cuando Loren

Locked chapters
Download the Webfic App to unlock even more exciting content
Turn on the phone camera to scan directly, or copy the link and open it in your mobile browser
Click to copy link