Capítulo 38
Carmen observó el bolso en manos de Javier y lo reconoció de inmediato; era el bolso de Laura.
Porque Laura solo tenía ese modelo de Chanel.
Al notar su mirada, Javier frunció el ceño ligeramente: —No te equivoques, vine a la cena y Laura me acompañó. Dijo que se sentía mal, por eso la acompañé al baño.
Un empleado enfermo y el jefe tiene que acompañarlo personalmente al baño, incluso llevar su bolso.
Qué capitalista tan bondadoso, pensó Carmen con ironía.
—¿Ah sí?
Ella ni siquiera se molestó en desmentir su nerviosa excusa y su mala mentira, simplemente respondió con desdén y continuó hacia el baño.
Javier la agarró del brazo: —¿No me crees?
Carmen suspiró levemente: —No importa si te creo o no, ya no tenemos ninguna relación, no tienes ninguna obligación de explicarme nada.
—Carmen.
Esa afirmación lo enfureció.
—¿Tienes el descaro de decir eso? Si no hubieras estado siempre de mal humor, rehusando acompañarme a los eventos, ¿cómo iba a llevarla a ella? Además, ¿qué le dijiste a Pa

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