Webfic
Open the Webfic App to read more wonderful content

Capítulo 1

—Director, he decidido entregar mi patente al Estado y unirme al Instituto Nacional de Medicina. El director se levantó emocionado de su asiento. —¡Excelente noticia, Alejandra Gómez! Esta patente tuya va a salvar a cientos, quizás miles de pacientes. Solo que… estamos hablando de un laboratorio de nivel nacional, todo lo que ocurre ahí es confidencial. Tendrás que desaparecer al menos tres años. El traslado es en diez días. ¿Estás segura de que no quieres hablarlo con tu novio o tu familia? —No hace falta. Alejandra Gómez forzó una sonrisa amarga. Total, en esa casa… ella ya no tenía lugar. El año pasado, Pilar Gutiérrez —la muchacha de bajos recursos a la que su familia venía ayudando desde hacía tiempo— fue llevada a vivir con ellos después de que sus padres sufrieran un accidente de carro. A diferencia de Alejandra, que siempre había sido discreta y trabajadora, Pilar sabía cómo ganarse a todos. En menos de un año desde que se mudó, ya se había convertido en la adorada de toda la familia Gómez. No solo su papá la trataba como si fuera una joya, incluso Ramón Guzmán —el prometido de Alejandra desde la infancia— y Mauricio Gómez, su propio hermano, también se habían enamorado de ella. Un día, Pilar rompió la foto del altar conmemorativo de su madre fallecida, y su padre simplemente dijo que había que dejar el pasado atrás… y desmanteló todo el altar sin más. Incluso intentó quitarle la patente del stent cardíaco que Alejandra había desarrollado para honrar la memoria de su mamá. Y para obligarla a cederla, ese supuesto amor de toda la vida, su Ramón, hasta la amenazó con terminar la relación. Ni la sangre, ni los años de amor compartido fueron rivales para las dulces palabras de esa muchacha. Alejandra ya estaba cansada de pelear por cosas que nadie quería defender con ella. Así que decidió irse. Liberarse... Cuando volvió a casa… A diferencia de ella, sola y vacía, el comedor estaba lleno de risas y alegría. Toda la familia celebraba el primer aniversario de Pilar en la casa Gómez. Nadie parecía recordar que también era el cumpleaños de Alejandra. Desde que su mamá murió, nadie más le había dado un regalo o celebrado con ella. Observó a su novio Ramón y a su hermano Mauricio, sentados a cada lado de Pilar, sonriéndole con ternura mientras le daban regalos. En el rostro de Alejandra no se movió ni un solo músculo. Ni una emoción. Solo un vacío absoluto. Justo cuando Alejandra pasaba frente al comedor, la voz de su padre, Braulio Gómez, la detuvo. —Te pedí que hablaras con el director para transferir la patente a Pili. ¿Lo hiciste? Alejandra negó con la cabeza, —La patente ya no me pertenece. Los demás, al escucharla, pensaron que al fin había cedido. Ramón Guzmán, emocionado, abrazó a Pilar, —¡Eso es maravilloso! Es una patente a nivel nacional. Con esto, no tendrás problemas ni para estudiar ni para trabajar. ¡Felicidades! Alejandra los miró con frialdad y justo cuando iba a darse la vuelta para irse, Pilar cortó una porción de pastel de mango y se la ofreció. —Jandra, gracias por todo lo que has hecho por mí. Esto es para ti. Cuando se puso de espaldas a los demás, Pilar se quitó la máscara de dulzura, y en su rostro apareció una sonrisa llena de burla. Era la mirada de una ganadora. Alejandra no se inmutó, su voz fue cortante, —Llévatelo. Dos días antes, ambas habían ido juntas a recoger los resultados del chequeo médico. Los demás no lo sabían, pero Pilar sí: Alejandra era alérgica al mango. —Ale, ¿y ahora por qué le haces un berrinche? —intervino Ramón con frialdad, —Fui yo quien te pidió que le dieras la patente. Si estás enojada, desquítate conmigo. Pilar se limpió una lágrima, fingiendo que la voz se le quebraba. —Hermano, no culpes a Jandra. Si alguien tiene la culpa… soy yo. —En esta casa nunca ha habido nada que sea realmente mío. —Yo sé que Jandra siempre ha creído que todo lo mío está sucio. Perdón, Jandra. Si no te agrado, puedo irme hoy mismo. —No quiero ser una parásita. Solo quería agradecerle a Don Gómez por su ayuda. Perdón… —¡Pili, esta también es tu casa! —saltó enseguida Mauricio, tomándola del brazo, —Si alguien intenta echarte, seré el primero en oponerme. Braulio, furioso, golpeó la mesa con los palillos. —Todos estaban contentos y felices, ¡y justo tú llegas a arruinarlo todo! —¿Cuándo vas a aprender a comportarte? —¿Cómo fue que yo, Braulio Gómez, engendré a alguien tan egoísta, rencorosa y sin modales como tú? —¡Cómelo ya! —le ordenó, señalando el pastel, —Y pídele disculpas a Pilar. ¡Ahora! Al ver esa mirada de desprecio en los ojos de su propio padre, aunque ya había decidido abandonar para siempre esa casa que la devoraba viva, las manos de Alejandra no pudieron evitar temblar. Sintió como si una garra invisible le oprimiera con brutalidad el corazón. Entre dientes, apenas pudo escupir unas palabras. —¿Y si no quiero? Pero no esperaba que, apenas terminó de hablar, una bofetada le cruzara el rostro sin piedad. Y sin darle tiempo a reaccionar, Braulio, fuera de sí, tomó el trozo de pastel y se lo metió a la fuerza en la boca. Todo ocurrió tan rápido, que Alejandra apenas logró entender qué pasaba. Solo sintió un cosquilleo intenso en los labios, la respiración volviéndose pesada… y, de pronto, las piernas se le doblaron. Cayó al suelo. —¿Jandra, estás bien? ¿Quieres que llame a una ambulancia? —preguntó Pilar con fingida preocupación. —Déjala, está fingiendo. —soltó alguien con frialdad, —Sigamos con la cena. ... Las voces a su alrededor se convirtieron en un murmullo confuso, molesto, cada vez más lejano. Alejandra, como pudo, se arrastró hasta su habitación. Abrió el cajón, tomó sus medicamentos, se los llevó a la boca y, con el último aliento que le quedaba, marcó al servicio de emergencias. Luego, quedó tumbada en la cama, inmóvil, con la mirada fija en el techo. Vacía. Ya faltaba poco. Solo diez días más. Y por fin se marcharía de esa casa helada como el mármol. Dejaría atrás a esa gente podrida por dentro. A su supuesto padre. A su supuesto amor. A todos esos lazos podridos que solo sabían hacerle daño. A partir de entonces, para ella, todos serían simples desconocidos. Y así quería que se quedaran. Para siempre.
Previous Chapter
1/18Next Chapter

© Webfic, All rights reserved

DIANZHONG TECHNOLOGY SINGAPORE PTE. LTD.