Capítulo 82

—¡Lo logramos! Bruno levantó el puño con emoción. —¡Por fin podemos irnos de este maldito lugar!—Mario se estiró, con la cara llena de entusiasmo. Daniel bromeó:—Cuando nos mudamos aquí, ¿no dijiste que comprar una casa así ya era el logro de tu vida? —Eso era si podía disfrutar de la vida en paz, no quedándome en la misma habitación todos los días. Así cualquiera se vuelve loco. Respondió Mario con toda la razón. Me quité las gafas y me froté las sienes. —Buen trabajo, chicos. Hoy vamos a salir a relajarnos, y yo me encargaré de todos los gastos. —¿De verdad? Nunca he probado comida francesa auténtica,—dijo Mario tocándose el estómago. Recordaba las sopas instantáneas y comidas rápidas de arroz que habíamos comido en los últimos cinco días. Y solo pensarlo le revolvía el estómago. —¡Vamos! Acepté sin dudarlo. Para satisfacer los antojos de todos, conduje hasta el restaurante de comida francesa más famoso de Miraflores. Este restaurante era conocido por sus altos precios, por lo que ra