Capítulo 71

María, en lo más profundo de su ser, era una tonta egoísta. Me pregunto si Alejandro atentara contra sus intereses. ¿Lo soportaría por amor o lo eliminaría de inmediato? Senté a Carmen en una silla para que pudiera recuperar el aliento. En un instante, Carmen parecía haber envejecido diez años. Miró a María, y sus ojos estaban llenos de decepción. —No puedo contigo, vete ya. Carmen no quería que los gritos de María interfirieran con el trabajo de los médicos en la sala de urgencias. —¡Humph, me voy! —¡No pienses que te voy a perdonar! María hizo un puchero, dio una patada al suelo y salió corriendo. Tenía que compartir la noticia con Alejandro. Siempre que Luis o Carmen la hacían enojar, tenían que cumplirle un deseo antes de que los perdonara. Esta vez, si se disculpaban, les pediría que aceptaran a Alejandro. Entonces, ¡podría vivir feliz con Alejandro! María se fue con esa expectativa. No tenía idea de que las personas más cercanas a ella se estaban alejan