Capítulo 62

—Gracias, Miguel. Esperé hasta que Miguel se alejó, entonces Rafael torció su boca en una mueca burlona: —No faltan quienes te persigan... No tenía ganas de escuchar su sarcasmo: —¿Qué quieres? Rafael mordió su labio, tardando un poco antes de hablar con voz grave: —¿Te mudaste? ¿Así de ansiosa estás por deshacerte de mí? Interrumpí su queja con impaciencia: —¿Eso es todo lo que querías decir? Rafael mostró una expresión complicada, como si luchara con un dolor: —Luchita, ¿ahora hasta hablar conmigo te irrita? Parecía no entender cómo la persona que solía emocionarse solo con hablarle ahora podía ser tan fría. —Dime, ¿qué quieres? Rafael respiró hondo, tratando de controlar sus emociones. Movió inconscientemente sus labios, pero pareció cambiar de tema en el último momento: —Luchita, ¿realmente no podemos volver a como éramos antes? —No. Rafael no quería creerlo: —Luchita, puedo compensar todo lo que te debo. ¿Por qué no me das una última oportunidad? Tu madre, incluso desde el cielo,