Capítulo 75
¡Y ni siquiera tienen lazos de sangre!
—No me llames hermano. No tenemos ningún lazo de sangre, tú no eres mi hermana.
Rocío no lograba entenderlo; después de todo, eso era especialmente lo que él deseaba. Ella había hecho realidad su deseo, ¿por qué Tomás aún no estaba aún satisfecho?
—En mi corazón, siempre serás mi hermano.
Rocío, con firmeza, retiro su mano de la suya y lo miro con frialdad: —Deberías estar en Solarena, celebrando tu compromiso con tu cuñada, no aquí. Regresa, y no vuelvas.
Ella lo dijo sin mirar su expresión, e indiferente a su reacción. Se giro y se dirigio hacia el cobertizo, con la intención de irse en bicicleta.
Tomás siempre había sido un hombre tranquilo; por lo que ella estaba segura de que ya obtuvo su respuesta y que se marchará. Después de todo, alguien lo espera en Solarena, alguien a quien ha deseado ver durante mucho tiempo.
Se irá.
Tomás observaba que Rocío estaba a punto de marcharse, y justo cuando fue a seguirla, su celular sono en el bolsillo.
Du
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