Capítulo 47

—Nunca pensé que también supieras dibujar. José lo dijo al pasar, levantando la vista para ver el caballete. Instintivamente, quiso ver qué estaba pintando Rocío a esas horas de la noche. Rocío notó su mirada y, casi sin pensarlo, se movió hacia la izquierda, bloqueando firmemente su vista. Extrañamente, no quería que él viera su trabajo imperfecto. Eso le recordaría el dolor de no poder volver a pintar. José se dio cuenta de su movimiento, se detuvo por un instante y luego desvió la mirada. —Estás bien, eso es lo importante. La expresión de José volvió a su habitual frialdad, pero,Rocío percibió un ligero cambio en él. Pensando en sus encuentros recientes, le pareció que, cada vez más, José la estaba ayudando... Rocío le sonrió con sinceridad, disipando un poco de la oscuridad que tenía en el corazón. —Gracias, José. —Hmm.— José desvió la mirada, con las orejas un poco enrojecidas. Sacó su celular, tocó unas veces la pantalla y lo levantó frente a Rocío. —Agrég