Capítulo 43

Diego observaba a Rocío bajo la luz de la luna; su cara parecía aún más hermosa. Tragó saliva y sonrió. —Te vi tambaleante al caminar y temí que te cayeras. Pero, no esperaba que tu tolerancia al alcohol fuera tan poquita. De haberlo sabido, no te habría dejado beber. Antes, Tomás la supervisaba estrictamente y nunca le permitía entrar a bares. Incluso en casa, solo podía beber vino tinto o vino de frutas con poco alcohol durante las festividades. Las dos copas de vino blanco de esta noche realmente la habían embriagado. Sin embargo, ella no quería tener nada que ver con Diego. —No te preocupes, vuelve tú. Yo puedo sola. Dicho esto, se dio la vuelta y continuó caminando. No vio el destello sombrío que cruzó fugazmente por los ojos de Diego. Avanzó unos pasos, tropezó a Rocío a propósito y luego extendió rápidamente la mano para sostenerla. —Dices que no estás borracha, pero, si no fuera por mí, casi te caes. Se movió tan rápido que Rocío no pudo distinguir si había t