Capítulo 239

Al ver la oficina desierta, Ana alzó una ceja. ¿Realmente no está? La mirada de Ana se dirigió hacia una puerta en el rincón, que conducía al cuarto de descanso de Luis. Se apresuró hacia allí, la puerta no estaba cerrada, y la abrió girando la manija. No había nadie dentro. Ana frunció el ceño, ¿será posible que Luis no estuviera en la empresa para evitarla? La asistente Jara tenía el corazón en un puño, y al ver a Ana salir del cuarto de descanso, finalmente suspiró aliviada en silencio. —Como puede ver, el presidente del consejo realmente no está, permítame acompañarla a la salida. Ana sostuvo la mirada sobre ella durante tres segundos, un atisbo de emoción brilló en sus ojos y de repente sonrió diciendo: —Está bien, ya que no está, me iré entonces. Al oír esto, Jara finalmente respiró tranquila, su rostro se iluminó con una sonrisa, su actitud respetuosa: —Por supuesto. Ana no se detuvo, pasó por delante de ella y caminó hacia la salida. Jara se apresuró a seguirla, pensando en aco