Capítulo 44

Adriana se sentía extremadamente confundida. Definitivamente no deseaba que su buena amiga se casara con un hombre que solo pensaba en manipular su patrimonio. Sin embargo, cada vez que Rosa mencionaba a Fernando con esos ojos llenos de felicidad, no tenía corazón para destruir sus ilusiones. La realidad era demasiado cruel para ella. Adriana reflexionó durante todo el día y, aún así, sintió que, debido a la amistad entre ella y Rosa, no podía simplemente permanecer indiferente para proteger su relación. Tenía que advertirle. Si Rosa estaba dispuesta a escucharla, eso sería ideal; si optaba por creer en Fernando, entonces Adriana tendría que ser aún más cuidadosa al redactar el acuerdo. A las seis de la tarde, Adriana estaba acurrucada en el sofá del salón, editando un mensaje en el chat de Twitter para Rosa. Borraba y escribía, y en diez minutos no había enviado ni una palabra. Cuando Salvador abrió la puerta del vestíbulo, lo que vio fue a una mujer acurrucada en el s